Corporación Be Okay Sport: Una Historia de Sueños y Baloncesto en las Comunas de Medellín

En los barrios de Medellín, donde los sonidos de la vida diaria resuenan entre los callejones y las escaleras, un balón de baloncesto se convierte en símbolo de esperanza y oportunidad. Hace cinco años, un grupo de formadores soñadores, quedando al final con uno solo, ahora convertido en mentor y líder de este proyecto, decidió fundar la organización que trascendería el deporte. Nació así la Corporación Be Okay, con una misión ambiciosa: cerrar brechas sociales, proporcionar alternativas y transformar las vidas de niños, jóvenes y familias de las comunas vulnerables de Medellín.

El fundador, a quien todos llaman «El Profe,» creció en las mismas calles donde hoy entrena a jóvenes que buscan un cambio. Consciente de los desafíos de su comunidad, vio en el baloncesto una herramienta poderosa no solo para la recreación, sino como un vehículo para el aprendizaje de valores y habilidades para la vida. Su visión era clara: el deporte podría ser un medio para evitar los caminos de la violencia y encontraran oportunidades en su propio esfuerzo y disciplina.

El inicio, no ha sido fácil. Sin recursos, los entrenamientos se realizan en canchas del barrio, no aptas con las medidas reglamentarias. Pero con la energía y el entusiasmo de las jóvenes llegamos a más y más niñas y adolescentes. Pronto, la corporación empezó a crecer. A través de pequeñas donaciones y el propio sacrificio de los padres de familia, la organización logró acondicionarse en la cancha de la Mixta del Barrio San Pablo de la Comuna 1, prestada por el INDER Medellín, participar en su primer torneo y después de mucho tiempo adquirir sus uniformes y balones para las practicas.

Hoy en día, la Corporación B Okay no solo enseña técnicas de juego, sino que ofrece dentro del programa, habilidades de liderazgo, y están en búsqueda de programas de mentoría y apoyo académico. Cada sábado, la cancha se convierte en un espacio donde las diferencias quedan atrás y el trabajo en equipo, la perseverancia y la resiliencia se convierten en los pilares de una nueva identidad para estas jóvenes.

Se espera que, con el tiempo la corporación continúe consiguiendo un reconocimiento significativo, con el deseo de lograr acuerdos con personas benefactoras, empresas públicas y privadas, y universidades que apoyan su misión. Muchos de las niñas que tal vez llegaron por curiosidad o en busca de un lugar seguro, hoy son líderes en su comunidad, multiplicando el impacto de la corporación y demostrando que el baloncesto no solo se juega en la cancha, sino también en la vida. Para El Profe y las familias que han pasado por la corporación, este proyecto es más que un simple juego. Es la prueba viviente de que con voluntad y pasión, se pueden derribar muros y construir un futuro donde las oportunidades lleguen hasta las esquinas más recónditas de la ciudad.

En sus propias palabras: «El baloncesto nos enseñó a soñar, y juntos hemos demostrado que los sueños, cuando se comparten, pueden cambiar el destino de toda una generación».

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